De ser fundadora y la primera presidenta de la Central Única de Trabajadores, CUT, sexta región, dirigente del profesorado y de otras tantas organizaciones, Nitza Carreño, ahora trabaja por los derechos de las minorías sexuales, enfrentando incluso en los tribunales una acusación de traficar fármacos para homosexuales VIH/Sida. Viviendo, también con el virus, se entera que ellos no accedían igualitariamente a la salud pública.
Viviendo positivo
Año 2000 - 2001. Buscando terapias, Nitza, toma conocimiento del problema de acceso a las medicinas y a petición de los propios afectados, crea y preside la Agrupación de Pacientes VHI/Sida del Hospital Regional de Rancagua y la organización comunitaria, Alma Viva, que reúne a quienes tengan o no VIH/Sida, u otras enfermedades de transmisión sexual, ampliándose a la participación de trabajadoras sexuales, población trans y sus familiares.
Asociados a una red de apoyo de salud, encuentran aquí espacios de información y solidaridad para salir adelante con sus vidas cotidianas y proyectos propios. Unidos resisten un sin fin de discriminaciones y sanciones sociales que se dejan caer sobre ellos, debilitándolos más aún de lo que ya están.
Alma Viva, es miembro de la coordinación, Vivo Positivo, que reúne a 29 agrupaciones VIH/Sida, a lo largo del país. Nitzaintegra su directiva nacional, formando parte además de los grupos de trabajo de la Mesa por la Diversidad, que se propone consensuar orientaciones, políticas y programas. En esta condición participa activamente en la discusión de indicaciones y modificaciones a la ley del Sida, y sus resguardos de derechos en materias de prevención, diagnóstico, control y tratamientos.
A estas causas, ella se ha entregado del todo por el todo. Tanto así que le recae una acusación de traficar fármacos en favor de los homosexuales VIH/Sida. En los tribunales, cuando el juez le pregunta sobre esto, dijo – “Si usted las necesita para alguien que padece Sida y no está en el escalafón de la muerte, yo se las traigo, pero no le diré dónde las consigo, aunque tenga que ir presa". Fue sobreseída.
En este sector, los problemas ya no tienen que ver con coberturas de atención sino con las políticas públicas de abordaje, acceso al test d grupos de riesgos y vulnerables, notificaciones, prevención e información sobre salud sexual y reproductiva.
Hay casos de mujeres
que han sido esterilizadas sin consentimientos y según un informe oficial, la cobertura del 100% de terapia no es extensiva a los
funcionarios de las Fuerzas Armadas y Gendarmería. Su sistema de
salud no asegura el acceso a las terapias con la consecuente discriminación que ello implica.
Rompiendo el primer silencio
Cuando Nitza se enfermó y la notificaron del VIH/Sida, sentía sus pulmones duros como piedras y al toser parecía disparar balazos al aire. En menos de un
mes perdió 20 kilos. Creía moriría.
Había consultado distintos médicos. Cumplía sus recetas al pie de la letra y no lograba recuperarse. En el hospital, le dijeron era bronquitis. Le pusieron una
inyección, la nebulizaron. A su casa la regresaron con un par de tónicos en una mano y en la otra una licencia de reposo.
Posteriormente, interna en una clínica, la examinan, analizan su sangre y como si hubiese pesado sobre ella una orden de relegarla a un rincón, la
trasladan a la última pieza del fondo del pasillo, sin abrir el ventanal ni menos sus cortinas.
Tenía prohibición de visitas. Desde la calle, por esta ventana, sus familiares y amigos, le hablaban y cantaban. Sus hermanos de
iglesia rezaban y entonaban himnos religiosos. Cuando pudo sacar la voz, cantaba a la par con ellos.
Silenciando su enfermedad un par de meses, poco a poco y a medida que comprende que no se sacaría el virus de adentro de ella, decide contarlo. La enfermedad es crónica porque hasta ahora no han logrado aislarlo y crear una vacuna preventiva o que lo elimine para siempre..
Julia Mercado, su madre, profesora normalista, ex directora de una escuela superior de niñas, comentó: “menos mal que no es cáncer”, aludiendo a las devastadoras quimioterapias. Soledad y Juan, sus hijos, entonces de 23 y 21 años, la invitaron a Australia, donde residen, asegurándole que allá había tratamiento. Suhija menor, Anita Francisca, tenía solo 11 años. Sus hermanos y sus amigas tampoco la abandonaron, uniéndose más que nunca.
En su trabajo en cambio la despidieron. Era una oficina pública, donde cumplía labores focalizadas hacia mujeres. La expulsaron tal cual como - en 1976- los militares la exoneraron de la Corporación de Educación Municipal.
Nuevamente en las escuelas, pese a que nunca contó a sus jefes lo que padecía, la hostigaban, cambiándola una y otra vez y enviándola a localidades rurales muy alejadas. La dejaban sin cursos, le vaciaban sus estantes de libros, le separaban los platos y cubiertos y hasta le impedían usar el baño. Finalmente la obligaron a retirarse de la docencia.
Así y todo no baja sus brazos ni se ha dejado vencer por los innumerables efectos secundarios que le causan los remedios. En invierno sufre de artritis en las rodillas,
limitando su caminar, pero no su canto y guitarreos, ni su música en arpas, acordeones y teclados. Como mujer jefa de hogar sacó a sus hijos adelante, impartiendo clases particulares, trabajando
como educadora comunitaria en proyectos sociales y en diversas actividades de voluntariado social.
Ha asumido su experiencia como un desafío y lección de vida que da a conocer en seminarios y congresos que se realizan en Chile y en el extranjero. En
Cuba participó en un foro internacional y en Uganda, conoció familias completas que padecen lo mismo.
Y es que a ella nadie le dice lo que tiene que decir y hacer. Ha sido dirigente desde sus años de estudiante. Primero creaba coros y grupos folklóricos y durante el
período de la dictadura militar, representó a los presos políticos, fundó la asociación gremial de profesores, Agech, la Central Unica de Trabajadores, CUT, y la Comisión de Derechos Humanos,
participando en sus directivas de nivel regional.
Es de aquellas que conducen los buques que adoptan decisiones, además de cocinar, cuidar niños, animar fiestas y protestar en las calles. Presidía reuniones, lanzaba
panfletos y distribuía banderas rojas que confeccionaba en su máquina de coser, luego de comprar telas con platas de sus propios bolsillos.
Con ocasión del 1° de mayo, Día de los Trabajadores, a viva voz discurseaba a las multitudes. Levantando sus brazos en alto convocaba a organizarse para
recuperar la democracia y sus derechos, encabezaba las manifestaciones callejeras y a los actos acudía con su guitarra a cantar, denunciando asesinatos, cierres de
empresas y despidos injustificados. Al verla pasar, la policía uniformada, le preguntaban por el lugar donde serían los encuentros y protestas.
Millones de personas han muerto víctimas del virus VIH. Aún no se conoce su origen. Hay quienes afirman que es artificial, que surgió en los años 60 a partir de unos ensayos terapéuticos contra la poliomielitis. Dicen que fabricaron vacunas con materias primas provenientes de los monos.
A Nitza, la contagió un amor que amó porque le permitía ser ella misma. El partió de este mundo, ignorando que dejaba una dolorosa huella en dos importantes mujeres; Nitza y su esposa, madre de sus hijos. Quizás hay más. En Chile, si antes había una mujer portadora por cada doce hombres, hoy es de una por cada cinco. El VIH/SIDA se caracteriza por ser de transmisión sexual, predominantemente en hombres adultos jóvenes y fundamentalmente homosexuales.
Nitza dice que le ha tocado enterrar a varios que se dejaron morir porque no lograron escapar del infierno de angustias que los envuelve el vivir con un virus que los pone frente al dolor que creen causarían a sus familias y a la incertidumbre de un mañana que se les desvanece.
En Chile, han muerto cerca de siete mil personas portadoras VIH/Sida, por diagnósticos tardíos, abandono de terapias o porque los afectados prefirieron callar y ocultarlo.
A Nitza Carreño, su propia historia la mueve y remueve a uno de sus permanentes premisas: en este mundo hay quienes viven en estado de gracia y otros en desgracia, una incógnita que toca a quien le toque sin reconocer obras, ni gracias, ni desgracias, por desgracia, digo yo.
Myriam Carmen Pinto . Historias en movimiento Zurdos no Diestros, historias humanas de humanos demasiados humanos. (serie)
De acuerdo a las últimas estimaciones disponibles, en el año 2010 las personas viviendo con VIH/SIDA en Chile ascendían a 40.148, llegando en 2011 a 40.992 y proyectándose en 45.287 para el año 2015. Según sexo, en el período 2010 – 2011, el 69% de los casos corresponde a hombres y el 31% restante a mujeres. Esta estadística incluye casos notificados y su proyección a personas contagiadas que no se han realizado el test.
A nivel mundial, según Naciones Unidas, en los últimos tres decenios, han muerto más de 30 millones de personas, estimándose que cada día se contagian siete mil personas.
Fuente: Entrevista periodística a Nitza Carreño Mercado; publicación ¿Es posible Vencer al Sida?, de Nitza Carreño Mercado, noviembre 2004; Informe Nacional sobre los progresos realizados en la aplicación del Ungass, Gobierno de Chile - Secretaría del ONUSIDA, Chile - marzo 2012.
La fotografía del perfil biográfico corresponde a Nitza en los tiempos de plena actividad como dirigente sindical durante la dictadura militar.
Rancagua, Chile, noviembre 2012.
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