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¿Cómo los roles tradicionales de género influyen en la división sexual del trabajo?

Teniendo  en consideración la invisibilidad analítica, donde la mujer pasa de manera invisible en el devenir histórico universal, con una mirada androcentrista y etnocentrista, que posee y se refleja fundamentalmente con el aprendizaje sociocultural más que con las características biológicas.

Cada sociedad posee un sistema sexo/genero particular, vale decir, conjunto de arreglos por los cuales una sociedad trasforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana (Gayle Rubin).

También el género para Joan Scott, además de ser  un elemento que constituye relaciones sociales basadas en diferencias sexuales. Que posee cuatro dimensiones, un nivel de símbolos culturales, conceptos normativos, nociones políticas y la identidad subjetiva.

Tenemos el supuesto que el género y la sexualidad son construcciones culturales (simbólicas) y por tanto tienden a preguntar y separar ya con la pregunta por lo masculino y por lo femenino. Como categoría de análisis la variabilidad, ya que el ser hombre y mujer es una construcción cultural, entonces las respuestas varían según la cultura. El carácter relacional, lo masculino y lo femenino y su definición aluden a distinciones, que no basta analizar la posición de la mujer, sino  que también es necesario comprender como su posición se vincula y relaciona con lo masculino. La multiplicidad que se define según y que de acuerdo a la pertenencia étnica, de “clase”, de edad.

El posicionamiento, el cómo son los desplazamientos que viven los individuos al interior de las jerarquías. Los estereotipos que se van construyendo desde lo público y lo privado sumerge al género en un condicionamiento de encasillamiento de roles generacionales o tradicionales que sitúan a las mujeres y a los hombres en distintas tareas laborales, eso se ve reflejado en la participación de las mujeres en el plano laboral donde el mayor porcentaje es de hombres, donde esto se ve en los indicadores de brecha salarial, en donde el sueldo bruto promedio es un 9% menos que los hombres,   en tanto que a nivel directivo es de    10 %.

Pues con mucho pesar hoy con la Pandemia de COVID-19 “El impacto social de esto, tiene rostro de mujer” dice Alicia Bárcena (secretaria ejecutiva de la comisión económica para américa latina y el caribe (CEPAL)), según cálculos de este organismo, alrededor de 110 millones de mujeres en américa latina se encontrara en situación e pobreza. Además, el 54.3% de las mujeres se encuentran ocupadas en sectores que presentan precariedad donde el punto de vista de los salarios, sin formalización del empleo ni seguridad del puesto de trabajo y mucho menos acceso a la protección social. Hoy en día el género se ve enfrentado a una catástrofe mundial, en donde las políticas públicas generadas en ir recuperando espacios se ven que retroceden afectando más a las mujeres.

 

Jose Almonacid Gomez